Solo fabricamos con pieles del Norte de España y Europa, seleccionadas por una textura y humedad que te hagan sentir el máximo confort cuando calces nuestros zapatos. 

Nuestros zapatos se cortan a mano, tras un proceso en el que, uno a uno, analizamos la piel, apartamos los defectos y comprobamos su grosor y suavidad.

Realizamos el sistema de aparado con detalle, de la mano de nuestros profesionales para que todas las piezas terminen bien ensambladas y rematadas.

Todos y cada uno de los zapatos Castellano se montan uno a uno en la horma y por profesionales con muchos años de experiencia. Una tradición que solo hoy persiste en Castellano.

Se trata de un trabajo esencial y profesional. Con la cuchilla recortamos la piel sobrante que hemos chinchado, para encajar después la pala al milímetro.

Una vez recortado con la cuchilla, tiramos fuertemente para retirar la piel sobrante y dejar el hueco donde tiene que ir la pala.

Tras el recorte, imponemos la pala en el hueco. Con la ayuda de chinches o clavos, la sujetamos a la horma y… todo está preparado para el gran momento.

En Castellano realizamos un tipo de cosido casi desconocido, el entrecarnes, al que aspira toda marca, pero ninguna consigue, solo los profesionales que trabajan para nuestra marca. Se necesitan años de experiencia y vocación para poder realizarlo, además de unas pieles especiales, unos hilos únicos y unas manos sabias.

Las suelas de Castellano son de primera calidad, con pegamentos del nivel más alto para unir cortes con suelas. Todas ellas se unen con hilos de nylon encerados para que nuestros zapatos sean más seguros y duraderos.

Uno de nuestros secretos es esconder el cosido entre corte y suela. Este trabajo, único de Castellano, consigue que el roce del cosido con el suelo no se produzca y aumente la durabilidad.

Terminamos todos los zapatos de Castellano a cepillo, manualmente, uno a uno y con cremas y ceras naturales. Los clientes que llevan Castellano en sus pies pueden comprobar como sus zapatos se mantienen como nuevos día a día con tan solo pasar una suave gamuza por la piel.

Cuando nuestros zapatos llegan a la cadena del terminado, deben superar el control de calidad de hasta tres profesionales. Si algún producto tiene el más mínimo defecto, se retira para que el consumidor final sólo reciba zapatos de la más alta calidad.

Los zapatos se meten en las cajas con las manos de los profesionales de Castellano, para que conserven su brillo y lleguen en perfecto estado. Cada cliente debe calzar una obra de arte que sea su compañera durante mucho tiempo.